En 1881 pasó a manos de Ramon Godó y Pie, hijo primogénito de uno de los socios fundadores de la Fabril Igualadina, que convirtió la fábrica en una empresa familiar en manos de esta estirpe. Funcionó hasta 1967.
En 2008 fue rehabilitada. Es el único edificio del barrio del Rec de Igualada declarado Bien Cultural de Interés Nacional.